Estas dos mujeres, privadas de la libertad en la ciudad de Bucaramanga, son un ejemplo de perseverancia. La forma en que ayudan a las demás, el esfuerzo que ponen día a día para seguir adelante y la alegría con la que nos reciben en cada visita son un aliciente más para nuestro trabajo.
http://www.vanguardia.com/santander/region/185397-la-vida-en-bucaramanga-luego-de-decidir-ser-mula-del-narcotrafico
He leído el enlace y me ha parecido maravilloso el sentimiento de agradecimiento de estas dos internas mejicanas. Hubiera sido comprensible que ellas no hubieran querido volver a saber nada de Colombia, pero su forma de hablar sobre esos ángeles que tanto las han ayudado, me parece muy digno de elogio.
ResponderEliminarLes deseo de todo corazón que hayan podido volver a la normalidad en su país de origen, al menos a Carolina, a quien en la fecha de esta entrada del blog, solo le faltaban 6 meses para recuperar su libertad.